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El rol de la vitamina C y E para combatir el estrés calórico en aves

Las altas temperaturas durante el verano son el factor más importante que causa estrés calórico en aves y afecta negativamente la producción avícola.

INTRODUCCIÓN

Usualmente, la temperatura óptima para el correcto desempeño zootécnico (zona termoneutral) es 18-22ºC para pollos de engorde y 19-22ºC para ponedoras comerciales [1]; con condiciones de humedad relativa bajas (HR <65%). Cuándo estos parámetros incrementan (Tº amb >27ºC, HR >65%), ocurre un balance negativo entre la temperatura ambiental y la producción de calor corporal del ave, ocasionando problemas de bienestar y/o la muerte del animal debido al estrés por calor (Figura 1).

[Figura 1] Emisiones de amoníaco EU-28 (% del total de emisiones)

Figura 1- Rangos de temperaturas, zonas y efectos. En la zona de confort o termoneutral (18-25ºC) el ave puede mantener su temperatura corporal constante siendo ideal para buenas performances y conversión alimenticia. Al aumentar la temperatura, se alcanza la zona crítica (26-35ºC) dónde comienzan los problemas de bienestar, como jadeo y cansancio físico; y llegada a la zona crítica superior (>35ºC), puede ocasionar la muerte.

Bajo condiciones desafiantes de calor, las aves pasan menos tiempo comiendo y caminando y más tiempo bebiendo agua, inmóviles y  jadeando [2]. Por tanto, el estrés por calor disminuye la ingesta de alimento, aumenta los índices de conversión alimentaria y la mortalidad. Todos estos efectos negativos resultan en una baja eficiencia en la producción con pérdidas económicas elevadas y significativas.

Prácticas de crianza innovadoras y tecnologías que ayuden a mitigar los efectos del estrés por calor en la producción avícola son necesarias. Asimismo, las estrategias nutricionales merecen una atención especial. La suplementación de electrolitos y vitaminas en el alimento o en agua de bebida, principalmente, las vitaminas C y E, han demostrado reducir los efectos negativos del estrés por calor.

​ÁCIDO ASCÓRBICO O VITAMINA C

El ácido ascórbico o vitamina C es un compuesto antioxidante soluble en agua encargado de proteger a las células contra el daño oxidativo y mejora el funcionamiento del sistema inmune. Además, actúa como cofactor en muchas reacciones enzimáticas como la síntesis de colágeno, carnitina y varias hormonas (dopamina, noradrenalina y adrenalina).

Ensayos en animales demostraron que la suplementación de vitamina C durante situaciones de estrés redujo el desbalance hormonal y la pérdida de peso [3]. Esto último confirmó que la vitamina C no sólo está involucrada en la síntesis de hormonas sino que también incrementa su estabilidad y funcionalidad. Aunque no se conoce claramente como la vitamina C impulsa el funcionamiento del sistema inmune, estudios evidencian que su concentración dentro de las células inmunitarias desciende rápidamente frente al estrés y al ser administrada actúa directamente sobre los fagocitos, la producción de citoquinas, linfocitos y el número de moléculas de adhesión en monocitos [4].

El ave adulta es capaz de sintetizar niveles de vitamina C acordes a los requerimientos en condiciones normales. Sin embargo, estos incrementan en situaciones de estrés, posicionando a la suplementación de ácido ascórbico en el alimento o agua de bebida, como una estrategia acorde durante estos momentos críticos.

De esta manera, la adición de vitamina C a la dieta de pollos de engorde en una dosis de 100-250 mg/Kg [1,5], aliviana los signos de estrés calórico, mejora la performance de crecimiento, la conversión alimenticia, la calidad de la carcasa, potencia el estado inmunológico y reduce la mortalidad. Para ponedoras comerciales, en condiciones de estrés por calor, la eficiencia alimentaria, producción de huevos y calidad de cáscara fue mejorada con dosis variables de esta vitamina entre 200-500 mg/kg [1].

VITAMINA E

La vitamina E es un grupo de compuestos solubles en grasa: 4 tocoferoles y 4 tocotrienoles que existen como homólogos α, β, γ y δ.

En nutrición animal, la α-tocoferol es la forma bioactiva más empleada. Esta está involucrada en la vía de la glutatión peroxidasa y protege a las membranas celulares y tejidos del daño oxidativo al reaccionar con radicales lipídicos producidos en la reacción de peroxidación [6].Por tanto, en situaciones de estrés calórico, dónde se inicia la peroxidación lipídica en las membranas celulares, la vitamina E contribuye a la sobrevida, proliferación y función de los linfocitos, macrófagos y células del plasma, potenciando la respuesta inmune.

Los requerimientos de esta vitamina deben ser administrados a través de la dieta debido a que las aves no son capaces de sintetizarla de manera biológica. La bibliografía consultada indica que, para pollos de engorde, la administración de vitamina E en una dosis promedio de 250 mg/kg de alimento o agua de bebida, es suficiente para obtener buenos rendimientos zootécnicos y calidad de carne en condiciones de estrés calórico [1]. Sin embargo, para ponedoras las dosis ensayadas fueron desde 125-250 mg/kg, logrando mejorar la respuesta inmune, producción de huevos y la conversión alimenticia [1,7].

CONCLUSIONES FINALES​

Con el fin de mejorar la tolerancia de las aves a las altas temperaturas, el uso de las vitaminas C y E combinadas en la dieta parece ser un método prometedor que permitiría reducir los efectos adversos del estrés por calor.

Los efectos sinérgicos de las vitaminas E y C mejoran el rendimiento en los animales desafiados con estrés por calor. Ambas juegan un papel importante en los tejidos al eliminar los radicales libre con sus propiedades de antioxidantes y mejorando así, la respuesta inmune [2]. Además, la vitamina C actúa como antioxidante regenerando la vitamina E y mantiene sus niveles basales suprimiendo su metabolismo de degradación [1,5].

Referencias

  1. Saiz del Barrio, A., et al, 2019. Effect of mineral and vitamin C mix on growth performance and blood corticosterone concentrations in heat-stressed broilers. Appl. Poult. Res. 29, 23-33.
  2. Shakeri, M., et al, 2020. Strategies to Combat Heat Stress in Broiler Chickens: Unveiling the Roles of Selenium, Vitamin E and Vitamin C. Sci. 7, 71-78.
  3. Hao, S., et al, 2001. Separation-induced body weight loss, impairment in alternation behavior, and autonomic tone: Effects of tyrosine. Biochem. Behav. 68, 273–281.
  4. Sorice, A., et al, 2014. Ascorbic acid: Its role in immune system and chronic inflammation diseases. Mini Rev. Med. Chem. 14, 444–452.
  5. Ahmadu, S., et al, 2016. An overview of vitamin C as an antistress in poultry. J. Vet. Res. 7, 9-22.
  6. Schneider, C. 2005. Chemistry and biology of vitamin E. Nutr. Food Res. 49, 7–30.
  7. Jiang, W., et al, 2013. The effect of vitamin E on laying performance and egg quality in laying hens fed corn dried distillers grains with solubles. Sci. 92, 2956–2964.

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